Héctor Torres Lima
La Reforma Educativa del Nivel Medio Superior, orientada a la formación por competencias con base en un modelo de transformación académica integral, ha generado serios debates en torno a los objetivos que ésta persigue. En el presente artículo se proponen algunas consideraciones sobre la Reforma, mismas que servirán como marco supletorio para la comprensión de las discusiones alrededor de la legislación educativa a nivel bachillerato.
Premisas de la reforma educativa
El propósito de la reforma plantea que se deben abrir opciones para que estudiantes de nivel bachillerato, para el caso que a este artículo compete, puedan incorporarse de manera efectiva a la fuerza de trabajo, al mismo tiempo que sean atendidas las problemáticas de rezago y eficiencia terminal en este grupo, cuyo incremento poblacional se estima hasta el año 2030.
Las premisas sobre las que descansa la legislación parten de un razonamiento que considera la cobertura del sistema educativo nacional desde el nivel preescolar hasta bachillerato, y que tiene que ver con lograr que las personas de cinco a 16 años tengan la oportunidad de estar formándose en las aulas. Esta cobertura es posible ahora que la curva poblacional es mayor para este rango de edades.
Por otra parte, en cuanto a calidad educativa, se planeta que si los sistemas de educación básica y media superior están ahora en posibilidades de atender a prácticamente toda la demanda educativa, se debe iniciar una mejora en los aspectos cualitativos de estos ciclos educativos.
Los indicadores que más peso tienen y que se han considerados detonantes son:
a. Los resultados obtenidos de las aplicaciones de la prueba PISA.
b. Las calificaciones de las aplicaciones de la prueba ENLACE.
c. La insatisfacción del sector económico por la inadecuación entre los perfiles de egreso y los requerimientos solicitados en el campo laboral.
d. El aumento en la percepción del grado de inseguridad, el incremento de los índices de criminalidad y las calificaciones obtenidas por México en materia de corrupción.
En otras palabras, el aumento en la calidad educativa quiere decir que es necesario que los estudiantes desarrollen integralmente las áreas intelectual, psicomotora y afectiva que subsane estas demandas, esto a través de:
a. Saber saber: para resolver conceptualmente situaciones concretas desde la academia con el empleo de conocimientos filosóficos y teóricos.
b. Saber hacer: para modificar ejecutivamente las situaciones concretas en la realidad con el empleo de conocimientos metodológicos y técnicos.
c. Saber ser: para que las soluciones y modificaciones que proponga y realice con el empleo de normas morales y principios éticos.
d. Saber relacionarse: para que las soluciones y modificaciones que proponga y realice tomen en cuenta a las personas y circunstancias sociales y humanas con el empleo de habilidades socioafectivas.
Se reconoce que para mejorar la calidad educativa, uno de los factores es la misma planta docente y sus directivos. Para ello, la Subsecretaria de la Educación Media Superior (SEMS) ha organizado, por ejemplo, concursos de selección de directores del nivel medio superior cuyo cargo será representativo por cuatro años. Con respecto a docentes, podemos hablar de los cursos de formación y certificación que impulsa la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
En otros ámbitos, si la amplitud de la cobertura educativa y la calidad se contemplan en los resultados posibles de la reforma, también lo es que todos los estudiantes tengan las mismas posibilidades de asistir a las escuelas y recibir la misma calidad. La equidad proyectada en la legislación tratará de dotar a los estudiantes de las mismas condiciones de formación, independientemente del tipo de escuela, subsistema o modalidad educativa.
Es claro que partir de estas premisas y alcanzarlas en su totalidad es un proceso a mediano y largo plazo. Se están desarrollando programas y planes de acción estratégicos; sin embargo, las malas decisiones en la operacionalización, la deficiente explicación, la incomprensión teórica y sociofectiva de quienes planifican, ordenan, dirigen, ejecutan y padecen la reforma ha llevado en muchas ocasiones a la desesperanza y el hastío.
Ejes de la reforma educativa
La reforma educativa a nivel nacional plantea como ejes a:
a. El marco curricular común.
b. Los mecanismos de gestión.
c. La certificación de los sistemas.
En cuanto al primer punto, quienes planearon la Reforma conciben que tener un sistema ordenado por ciclos, en donde cada una de las escuelas porten un certificado que avale la calidad de las mismas, permitirá que los estudiantes puedan transitar de una escuela a otra y de un subsistema a otro sin mayor dificultad, pues se podrá reconocer el tipo de certificado de la escuela de origen y hacer las equivalencias con respecto a la escuela destino. Sin embargo, esto sólo es posible si todas las escuelas, independientemente del subsistema al que pertenezcan coincidan en un mapa curricular equivalente.
No obstante, es sabida la dificultad existente en los orígenes, filosofías y fines de cada uno de los subsistemas, sobre todo en el bachillerato. Así por ejemplo, la Secretaría de Educación Pública, el Colegio de Bachilleres, las Escuelas Preparatorias Oficiales de los Estados, la Escuela Nacional Preparatoria y el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM, por mencionar sólo algunos, insisten en mantener sus curricula actual, debido a procesos y gestión académica propia.
Sin embargo, se han planteado líneas generales en las que existe un conjunto de disciplinas y ejes transversales, referentes a materias básicas y competencias a lograr deseables.
En cuanto al punto b de este apartado, si bien los documentos oficiales y los programas de estudio definen competencias genéricas, disciplinares, básicas, extendidas y para el trabajo, articulándolas con el perfil de ingreso de los diferentes subsistemas de manera lógica y coherente, también las explicaciones en cuanto a interpretaciones desde marcos teóricos diferentes, que van desde el apoyo institucional acrítico hasta las posiciones marxistas ortodoxas, han variado.
Las explicaciones para la inclusión de competencias no distinguen, por lo general, entre las competencias laborales, profesionales y educativas, en donde, por supuesto, las diferencias radican en las definiciones, la finalidad y los ámbitos de repercusión extraescolar.
Para el caso de las escuelas preparatorias de carácter propedéutico, las competencias educativas buscan lograr que los estudiantes aprendan a aprender conocimientos que les permitan resolver problemáticas en diferentes situaciones, lo que, en otros términos, les permitiría tener éxito en los estudios profesionales. Es en éste último aspecto donde existe una pluralidad de ámbitos extraescolares, pues por ejemplo las DGETI´s, los CONALEP´s, los CBTI´s y los Tecnológicos Agropecuarios tienen campos laborales específicos y delimitados, y si bien deben cumplir con las competencias comunes, se dedican más a cubrir las laborales.
En otras palabras, el bachillerato por competencias comunes es tan flexible que deja que los diferentes subsistemas elijan las suyas, por lo que el logro en tales competencias se reduce tanto en tiempo como en profundidad y, contradictoriamente, ya no son tan comunes.
En cuanto al tema de infraestructura, inciso c de este apartado, se han tratado las premisas, el marco curricular común y los mecanismos de gestión que involucran a los directivos, es decir, el marco conceptual y los recursos humanos de dirección. Estas variables se ven afectadas por las condiciones materiales de infraestructura y equipamiento con las que cuenta la escuela, los estudiantes y el contexto.
De manera definitiva, todas las escuelas cuentan con salones con pizarrones verdes o blancos, tienen mesabancos, una sala de cómputo, biblioteca, baños, patios, espacios deportivos, tienda de comida y de artículos escolares. Es decir que, de alguna manera, están equipadas para ofrecer educación presencial donde el gis, pizarrón y el papel son preponderantes, mientras se depende estrictamente de la función y del rol que asume el profesor frente al grupo. Esta situación no es criticable vista desde hace dos años.
La reforma introduce cuatro cambios sustanciales:
a. Un cambio en los paradigmas educativos, lo central es el aprendizaje y no la enseñanza.
b. El trabajo colaborativo.
c. El sistema de evaluación.
d. El empleo de los recursos informáticos.
En la siguiente entrega, se abordarán los aspectos referidos a la evaluación, la mejora continua y la certificación para el nivel medio superior, así como algunas conclusiones útiles para entender a esta polémica Reforma.
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